sábado, 19 de septiembre de 2009

Cuidados y mimos frente al abandono

Lamentablemente, el abandono de mascotas en verano se ha convertido en algo habitual.Las cifras no dejan de ser alarmantes. Según datos del Estudio del Abandono 2008 realizado por la Fundación Affinity, el año pasado en España se recogieron 118.227 perros abandonados, un 8,6% más que en el 2007. En cuanto a la distribución por territorios, Catalunya es la segunda comunidad autónoma con mayor número de perros recogidos (15,1%), únicamente superada por Andalucía con 18.000 (16%).
El caso de los felinos es igualmente significativo. En el 2008, fueron más de 38.000 los gatos que se recogieron en centros, un 58% más que el año anterior.
Además de las numerosas campañas publicitarias de asociaciones y gobiernos, la Fundación Affinity ha publicado este año una nueva edición de la Guía para viajar con animales de compañía, en la que se pueden encontrar los medios de transporte más recomendables, los alojamientos donde se admiten mascotas y las consignas básicas para preparar el viaje. Uno de estos consejos es acudir al veterinario y a la peluquería de animales antes de emprender el camino, porque un perro o gato limpio y bien cuidado siempre será mejor recibido.
Por suerte, el abandono y la irresponsabilidad no es la norma general. Existe gente con un profundo respeto y estima por los animales que quiere que pasen un verano en las mejores condiciones posibles, como cualquier otro miembro de su familia. Durante los meses estivales, las peluquerías caninas son un ir y venir constante de perros de todas las razas, sexos y tamaños. Es la hora de ponerse guapos para las vacaciones. Lavado y corte de pelo y de uñas es lo más demandado.
Fabián Peludero está al frente de la peluquería canina Pet Set, en el barrio de Sarrià, desde hace algo más de dos años. Y para sus clientes no es tan solo un peluquero: «Como también es adiestrador, nos da pautas de comportamiento», explica Encarna, una asidua de este establecimiento al que lleva a sus dos caniches y a sus dos yorkshire cada dos o tres meses.
En un momento, la peluquería se llena de malteses, cockers y schnauzers. Y, aparentemente, todos muy bien avenidos. «Es como una peluquería para niños, cuando uno ladra le siguen los otros», afirma Fabián mientras con una destreza magistral recorta las barbas de Sharck, un simpático shih tzu de tres años.
Rocío Oliva, especialista en peinados de competición en esta misma peluquería, asegura que con el calor los clientes sufren en exceso por sus animales de compañía. «El perro regula su temperatura por la boca, por eso jadea. Cuanto más le cortan el pelo más calor tiene». Por esto no es recomendable rapar demasiado a según qué razas.
Para algunos bolsillos
Mientras Fabián reconoce que el negocio funciona bien, quizá por el barrio donde está situado y por el tipo de clientela (no solo de Sarrià, sino también de Sitges, Palamós y Viladencans)
, en otros barrios la cosa varía. «Este negocio tampoco escapa a la crisis».

Explica Celia Zaragoza, dueña de Pèls amb Gràcia.
Aunque tiene una media de cinco perros diarios para asear, ha notado que la afluencia de clientela ha disminuido respecto al año pasado. Lo mismo han percibido en YorJoes, en Nou Barris. Los precios varían en función del tamaño del perro y del trabajo a realizar, pero suelen ser asequibles para la mayoría de bolsillos y parecidos a los de una peluquería normal.

Diversificar el negocio
Aunque los perros son los grandes clientes, comparten importancia con los gatos más rebeldes– y, cada vez más, con conejos y cobayas. Una forma de sacar el máximo rendimiento al negocio es el servicio de recogida y entrega de perros a domicilio y la venta de productos a través de internet.

La clientela de estos establecimientos es bastante fija. Para los perros se trata de una actividad más o menos habitual, y están tranquilos porque ya conocen el entorno y a las personas, lo que facilita notablemente el trabajo, aunque siempre hay excepciones. «Cuando un perro está mal educado se le nota, como ocurre con las personas», explica Celia, a la que perros y gatos han mordido en alguna ocasión.
Navidad y Semana Santa también son dos épocas de gran actividad en estos centros, lo que evidencia que perros y humanos no somos tan distintos.


Fuente El Periodico de Cataluña (articulo completo)

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