martes, 31 de marzo de 2009

Alimentación de Perros Diabéticos

La dieta es muy importante en el control con éxito de la diabetes mellitus. La dieta debe proporcionar todas las necesidades nutricionales del animal y debería minimizar las fluctuaciones postpandriales de las concentraciones de glucosa en sangre.

Dietas para perros y gatos diabéticos

Las características esenciales de la dieta deberían ser:

Constante cada día para evitar cambios en las necesidades de insulina
Dieta restringida en grasas: La dieta ideal para una mascota diabética debería proporcionar más del 40% de las calorías de carbohidratos y menos del 25% de las calorías de grasas.
En el gato se prefiere una dieta altamente proteica en vez de contener mucho carbohidrato.
Contener una fuente de proteínas de alta calidad y muy digeribles. Se prefieren las proteínas procedentes de huevos y carne (pollo, cordero, etc.) a las proteínas procedentes de cereales (comidas con soja o gluten).
De valor calorífico adecuado para mantener o alcanzar el peso ideal.
Se debería elegir una dieta y rutina de alimentación que se adapten tanto al dueño como a su mascota diabética.

Debería disponerse de agua potable limpia en todo momento. La reducción en un consumo excesivo de agua indica que se ha logrado controlar con éxito la diabetes mellitus.

La importancia de un peso corporal ideal

Es conveniente que los perros y gatos que tienen sobrepeso o que están por debajo de su peso alcancen su peso corporal ideal perdiendo o ganando peso respectivamente.

Se deberían evitar las dietas que contienen muchas calorías en los animales que están por debajo de su peso, especialmente las dietas altas en carbohidratos solubles.

La obesidad contribuye a la resistencia a la insulina. Los perros y gatos con sobrepeso deberían perder peso de forma controlada y gradual. La pérdida de peso en los animales obesos reduce la necesidad de insulina. Las dietas diseñadas para perder peso son altas en fibra y adecuadas para la alimentación de mascotas diabéticas.
El objetivo del cambio en la dieta es mejorar el control de glucosa en sangre. Esto significa reducir la hiperglicemia postpandrial y regular las comidas y las inyecciones de insulina para obtener un control glicémico óptimo.

Tipo de Dieta

Los perros diabéticos deberían recibir una dieta que contenga la fibra adecuada y alta en carbohidratos complejos.
Los carbohidratos complejos aumentan el tiempo del tránsito gastrointestinal.
La fibra retrasa el vaciado gástrico y la absorción intestinal.
La glucosa se libera lentamente en el flujo sanguíneo.
El punto más alto de glucosa postpandrial se rebaja permitiendo que se reduzca la dosis de insulina.
Están disponibles en el mercado dietas especificas para perros diabéticos. Las dietas receta garantizan un contenido consistente de calorías y tienen cubiertas todas las necesidades nutricionales.

Los perros diabéticos se pueden estabilizar utilizando su dieta normal (dieta comercial o casera). Se prefiere en forma seca puesto que el contenido en fibra suele ser más alto que en los alimentos húmedos. Cuando se sigue una dieta casera, la composición de la dieta debe ser consistente cada día para prevenir fluctuaciones innecesarias en las necesidades de insulina.

Regulación de las comidas

Las comidas deberían regularse para que la absorción de la glucosa del tracto gastrointestinal coincida con el punto más alto de la acción de la insulina administrada. Esto minimizará las fluctuaciones en las concentraciones de glucosa en sangre y los episodios de hiperglicemia e hipoglicemia.

Perros que reciben insulina una vez al día
La primera comida (e.g. 1/4-1/3 de la ración diaria) se proporciona antes de la inyección de insulina de la mañana permitiendo que el dueño compruebe que el perro se siente bien y come de forma normal antes de que se administre la insulina.
La segunda comida (el resto de la ración diaria) se suele proporcionar aproximadamente 6-8 horas después.

Perros que reciben insulina dos veces al día
Tiene que asegurarse de que no se producen episodios hipoglicémicos durante la noche. La ración diaria se debería dividir en cuatro porciones pequeñas, pero no suele ser factible. Una alternativa sería dar dos o tres comidas del mismo tamaño distribuidas lo más uniformemente posible a lo largo del día.
La primera comida (e.g. 1/4-1/3 de la ración diaria) se proporciona antes de la inyección de insulina de la mañana permitiendo que el dueño compruebe que el perro se siente bien y come de forma normal antes de que se administre la insulina.
La segunda comida (el resto de la ración diaria) se suele proporcionar aproximadamente 6-8 horas después.
Se proporciona la tercera comida antes de la inyección de insulina de la tarde.
Se puede proporcionar una cuarta y última comida por la noche.

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